Para lograr cambiar tu vida para bien, debes cambiar desde adentro. No importa cuantos cambios hagas en tu exterior, si tu interior no ha llegado a sentirse identificado con el cambio, cualquier esfuerzo exterior será casi como plantar en tierra infértil. 

Comprar la membresía de un gimnasio no te hace una persona con estilo de vida saludable, en cambio, entender el por qué hacer ejercicio y hacerlo porque forma parte de tu filosofía, te facilitará llegar a este estado de ser y es mejor que obligarte a ir al gimnasio.

Introspección 

Para cambiar tu vida primero debes ver hacia adentro ¿Qué hay? ¿Qué quieres cambiar? ¿Por qué quieres cambiar?. Haciendo todas estas preguntas vas descubriendo deseos e inconformidades. Al explorar las razones puedes darte cuenta de que tal vez solo buscas un estado de paz, plenitud o felicidad, tu versión del éxito.

Rara vez queremos algo 100% material, más bien buscamos el sentimiento que nos aporta o el “valor” que nos dará como persona. Desde un aumento de sueldo, hasta tener una casa de ensueño, queremos todo esto por el estado de completitud que creemos que nos dará. Al final, una casa lujosa por sí sola no es necesariamente el gran logro, una casa lujosa puede representar un estilo de vida de abundancia y éxito. 

Para empezar a ver hacia adentro podemos describir lo que queremos ser, realizar un listado de las características nos ayuda a visibilizar el estado deseado. Después vamos a escribir por qué queremos ser esto y qué sentimientos tendrán en nosotros. Ahora debemos identificar qué actitudes de nosotros no encajan con esta nueva versión de nosotros. 

Comienza a cambiar tu vida

Para empezar a cambiar, debemos cambiar nuestra mente primero, convencerla de que esta nueva versión es lo que somos.

El inicio puede ser complicado, pero con la práctica se vuelve cada vez más fácil, hasta que se vuelve nuestra nueva naturaleza. Para empezar a cambiar a la mente, cada vez que actuemos o pensemos bajo lo que ya no queremos ser, la vamos a corregir y redireccionar hacia lo que sí queremos ser. Es normal que se nos olvide, pero cada vez que recordemos nuestra nueva versión, tenemos que pensar y actuar bajo ella, regresar a la nueva actitud una y otra vez. Piensa en un antídoto para esta actitud, que vaya con tu nueva versión.

Por ejemplo, si ya no quieres ser una persona que critica, en lugar de criticar puedes no juzgar o intentar entender a la otra persona. Así cada vez que quieras criticar, respiras y recuerdas que no vas a juzgar o intentas entender que es una persona que está en su camino e igual está aprendiendo, como todos nosotros. Se te va a olvidar muchas veces al principio, pero cada vez que recuerdas y decides cambiar, vas integrando la nueva actitud a tu ser.

La persistencia es clave. De inicio nuestra propia mente nos va a jugar en contra, porque es más fácil quedarnos igual. Si entendemos que esto es la base para lograr un cambio que nos acerca al estilo de vida que deseamos, una y otra vez elegimos nuestro nuevo ser. Al elegir ser diferentes, preparamos las bases para el futuro deseado. 

Elegir conscientemente pensamientos y actitudes hacia la vida, es como preparar tierra firme para plantar semillas, que en un futuro se convertirán en deseos hechos realidad.


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